0

¿Aló?

Me volví a perder. Esta vez para siempre.

Hace varios años que no reconozco los ladrillos grasientos de las calles sin salida por las que transito. No me gustan. Solo los trato de embellecer mientras avanzo. Ni siquiera se si me disgustan. Ni siquiera se si me gustan más después de pintarlos de colores que combinan (sí que combinan). Solo avanzo.

Tengo tanto miedo de no lograr los colores perfectos que ya no se si me importa pintarlos. Y eso que ya no logré el turquesa ese que no es turquesa y que era tan lindo. Nunca lo logré en verdad. Pero antes al menos lo intentaba.

Me creía una maquinita de colores cuando estaba más viva que nunca. Ahora que soy una máquina gris añoro el antiguo odio hacia mi misma. Era tan real. Lo sentía. Hoy ya no soy capaz de llorar frente a la pantalla mientras escribo esto. 




0

Ahí la tienen.

La tienen apagada.
Y desde el fondo se escucha casi imperceptible un susurro de voz airosa y chiquitita, que en su pequeñez trata de expresar todo cuanto quepa en unos cortos segundos:
Que las burbujas siguen chasqueando las orejas del submarino ocasional. 
Que las hojas siguen murmurando su locura al erosionar el cemento. 
Que el aceite, el aceite, el aceite. 

Y ahí la tienen, encerrada. Ahí la tienen, abajo.

0

Dime que

Deja que el caos fluya y nos vas a encontrar juntos. El desorden de las células que nos forman permitieron nuestros besos largos de domingos en la tarde, mientras que las reglas de pizarra nos mantuvieron cautivos. 

Mi caos es la pena infinita. Mi cuerpo nació queriendo sufrir lo que una ciudad completa sufrió al ver hundidos sus dioses en un mar de instituciones. Y aún así avanzo, creo, vivo, y recorro mil paisajes en mi mente contigo. 

Tu caos es ese cambio incesante de un río tormentoso que sigue la senda volcánica. Tiene ese frío que rompe los huesos de los animales más pequeños y al mismo tiempo recorre distancias galácticas creando las formas más hermosas.

Y la incompatibilidad mística de nuestros animales forzados no me la compro. ¿Y qué si el león se come la cabeza del cangrejo y éste último le responde con un sonido insoportable de tenazas afiladas? ¿Qué hace de su reunión un lugar menos bello que el de un toro que besa las mejillas de un pez?

Dime que entiendes la belleza de derrotar los susurros zigzagueantes del oráculo cotidiano estricto con las espadas de la incertidumbre y me quedo contigo. Dime que quieres entrar en la batalla sólo porque, en algún momento, nuestro caos permitió encontrarnos, entendernos y querernos con eterno amor. Dímelo y nos quedamos aquí, un ratito más. 


0

Nada vida nada

Hace un tiempo que la soledad me muerde desde dentro y deja una herida ardiendo.
Si me sentara a hablar con mi yo joven, quizás ella me diría lo mismo.
(siempre que me recuerdo triste era por la soledad).

Pero en la adultez la soledad quema.
Se hace más real.
El acceso a un mundo de recursos-personas para poder ocultarla solo la vuelve más palpable.

Tiene un olor salado.
Al tacto se siente pegajosa.
La soledad es real.

El problema de la soledad es que no puedes aspirar a que desaparezca una vez que mueras.
Porque, ¿quién estará allí una vez que mueras?
Si ya no hay nadie en este mundo que te quite esa sensación de mierda, ¿qué te asegura que alguien te esperará en ese otro lado?

Y ¿quién es ese algo que tiene que existir para llenar el vacío?

La adultez es saber que no hay ese algo.
Que nada tiene ni tendrá sentido.
Que la muerte no es la solución porque allá no encontrarás ese objeto-ser que llenará ese vacío.
Que la muerte es la solución porque una vez que seas la nada, no habrá nada que llenar.


0

Otro impostor.

¿Que hace una idealista viviendo como tigre en una jaula de tigres?
Actuando como tigre. 
Rugiendo como tigre. 
Siendo el mejor tigre. 

¿Qué hace desmaquillándose poco a poco el color naranjo de su cara al llegar a su jaula en la noche?
Mirando el movimiento automático de sus manos-garra cuando pasan delicadamente sobre su piel cada vez más desteñida. 

¿Qué hace tratando de asumir la inexistencia del para-siempre? (y fracasando en absoluto). 

¿Qué hace sino buscar?

Buscar un olor. Una palabra. Un poema. Una obra. Algo. Algo que le permita cantar-llorando, bailar-jugando, seguir-buscando al otro. Al otro impostor.

0

IMP

¿Y qué si uso muchos gerundios?
Y qué si hablo al revés, si pronuncio mal, si tengo malas intenciones, si engaño y lo disfruto...
¿Y qué si pierdo la ingenuidad? Si no soy lo que esperabas ni soy tan genial.

Aprendí a saborear la displicencia gota a gota.
La comodidad y el echar todo a la mierda.
La autodestrucción y la mediocridad.

Déjame disfrutar la imperfección, esa que es tan nuestra.
0

Aguas

Tú eres el tormento que yo amo.

Voy lamiendo esos trozos rotos que dejan escurrir el agua dentro de ti.
Es un río de tormento inacabable.
Tu fragilidad es mi agonía y a la vez lo que yo más quiero.

¿Qué es lo tuyo y qué es lo mio?
Escribo esto porque yo siento ese dolor tan mío.
Y tú sólo trazas la línea que lo separa de mí.

Deja que el río fluya de la herida,
Qué más te da si estoy ahí o no esperando que se cierre?
Qué más da?
Sólo espero que cuando el calor evapore el agua que hay en el cemento,
aún me encuentres allí, mirándote.
Back to Top