0

Dime que

Deja que el caos fluya y nos vas a encontrar juntos. El desorden de las células que nos forman permitieron nuestros besos largos de domingos en la tarde, mientras que las reglas de pizarra nos mantuvieron cautivos. 

Mi caos es la pena infinita. Mi cuerpo nació queriendo sufrir lo que una ciudad completa sufrió al ver hundidos sus dioses en un mar de instituciones. Y aún así avanzo, creo, vivo, y recorro mil paisajes en mi mente contigo. 

Tu caos es ese cambio incesante de un río tormentoso que sigue la senda volcánica. Tiene ese frío que rompe los huesos de los animales más pequeños y al mismo tiempo recorre distancias galácticas creando las formas más hermosas.

Y la incompatibilidad mística de nuestros animales forzados no me la compro. ¿Y qué si el león se come la cabeza del cangrejo y éste último le responde con un sonido insoportable de tenazas afiladas? ¿Qué hace de su reunión un lugar menos bello que el de un toro que besa las mejillas de un pez?

Dime que entiendes la belleza de derrotar los susurros zigzagueantes del oráculo cotidiano estricto con las espadas de la incertidumbre y me quedo contigo. Dime que quieres entrar en la batalla sólo porque, en algún momento, nuestro caos permitió encontrarnos, entendernos y querernos con eterno amor. Dímelo y nos quedamos aquí, un ratito más. 


0 comentarios:

Publicar un comentario

Back to Top