¿Y qué si uso muchos gerundios?
Y qué si hablo al revés, si pronuncio mal, si tengo malas intenciones, si engaño y lo disfruto...
¿Y qué si pierdo la ingenuidad? Si no soy lo que esperabas ni soy tan genial.
Aprendí a saborear la displicencia gota a gota.
La comodidad y el echar todo a la mierda.
La autodestrucción y la mediocridad.
Déjame disfrutar la imperfección, esa que es tan nuestra.
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Aguas
Tú eres el tormento que yo amo.
Voy lamiendo esos trozos rotos que dejan escurrir el agua dentro de ti.
Es un río de tormento inacabable.
Tu fragilidad es mi agonía y a la vez lo que yo más quiero.
¿Qué es lo tuyo y qué es lo mio?
Escribo esto porque yo siento ese dolor tan mío.
Y tú sólo trazas la línea que lo separa de mí.
Deja que el río fluya de la herida,
Qué más te da si estoy ahí o no esperando que se cierre?
Qué más da?
Sólo espero que cuando el calor evapore el agua que hay en el cemento,
aún me encuentres allí, mirándote.
Voy lamiendo esos trozos rotos que dejan escurrir el agua dentro de ti.
Es un río de tormento inacabable.
Tu fragilidad es mi agonía y a la vez lo que yo más quiero.
¿Qué es lo tuyo y qué es lo mio?
Escribo esto porque yo siento ese dolor tan mío.
Y tú sólo trazas la línea que lo separa de mí.
Deja que el río fluya de la herida,
Qué más te da si estoy ahí o no esperando que se cierre?
Qué más da?
Sólo espero que cuando el calor evapore el agua que hay en el cemento,
aún me encuentres allí, mirándote.
Extracto
Retrocedamos un poco a esa época en que no escribías sobre amor - la voz un poco nasal pero profunda del profesor removía su intestino de forma violenta. La sala completamente oscura y cuadrada era perfecta para el rodaje de imágenes que provenía de aquel inútilmente gigante proyector de los 80' que se ubicaba en medio de la sala.
Ella manipulaba diestramente la máquina. Apretó un par de botones para retroceder rápido la película y miró un par de veces hacia el fondo de la sala donde la esbelta figura del profesor parecía estar formada sólo por el haz de luz que dibujaba su silueta contrastada con el negro profundo que la rellenaba.
Está bien ahí - la grave voz del profesor que resonaba en la sala vacía (casi vacía, si no fuera por ellos dos) generó la detención de su dedo índice sobre el botón izquierdo del proyector de manera tan automática que el mismo Pavlov hubiera fantaseado con aquella imagen si ella hubiese sido un canino.
Al voltearse alcanzó a ver una serie de imágenes coloridas proyectadas en el viejo telón blanco que colgaba al frente, y se pudo ver caminando, actuando, llorando, todo en reversa y velozmente. Se detuvo en una imagen en la que se pudo reconocer a ella misma vistiendo unos jeans claros ajustados y una polera, de nuevo, ajustada de líneas blancas y verdes intercaladas. En esa época tenía varios kilos menos acumulados en los glúteos y muslos y no usaba tanto, ni tan caro, maquillaje como ahora. Recordaba moverse más liviana y rápidamente y disfrutar con mayor intensidad el sol de las 12 sobre sus rosadas mejillas.
[...]
Niño de las burbujas
Lo miro desde fuera de la fortaleza que ha construido.
Acomoda su mundo con perfección milimétrica.
Se derrumba.
Lo vuelve a armar.
A veces el niño burbuja me deja entrar a conversar.
Simplemente nos miramos.
Nos reímos de la gente ridícula que pasa por fuera.
(El secreto es que no nos pueden ver)
Se siente tan bien estar adentro.
Lo amo.
Estupidamente.
Animalmente.
Tiernamente.
Pasionalmente.
Pero hay veces en que la luna está de malas.
Y la barrera exterior se pone tan pegajosa que no puedo enterrar mis garritas en ella.
Yo solo soy un gato.
No puedo hacer mucho mas que tratar de reventarla desesperadamente.
No conozco otra forma.
Lo veo hacer su cama.
Lo veo ordenar sus libros.
La burbuja se nubla.
Yo sigo afuera.
Tratando de limpiar la burbuja con las almohadillas de mis garras.
Tratando de obtener una imagen para ver si me recuerda.
Amándolo.
Esperándolo.
En el reino de los gatos
Este es el mundo de niños que construimos para escapar del tedio de los días corriendo sin descanso, de aquellos nuevos desafíos que descubren nuestros miedos y de las heridas del pasado que ya se van sanando con cada sonrisa tuya.
Nos miramos a los ojos y sabemos que estamos en nuestro reino de gatos. La verdad es que no necesito mucho más que saber que ese mundo está allí, reservado para nosotros.
El resto es cotidianidad (esa que se lleva el tiempo).
Nos miramos a los ojos y sabemos que estamos en nuestro reino de gatos. La verdad es que no necesito mucho más que saber que ese mundo está allí, reservado para nosotros.
El resto es cotidianidad (esa que se lleva el tiempo).
Recordatorio
Hoy descubrí que mi pena siempre ha sido mi fortaleza. Que mi sensibilidad ha sido adaptativa y que me llevado a construir todo lo que soy, por mí misma.
Hoy tengo más ganas de abrazarme. Y me siento más tranquila. Caen lágrimas por mis ojos de la felicidad, y ya no lo encuentro absurdo, lo encuentro cercano.
Hoy tengo más ganas de abrazarme. Y me siento más tranquila. Caen lágrimas por mis ojos de la felicidad, y ya no lo encuentro absurdo, lo encuentro cercano.
Días pantano.
Últimamente los días parecen espacios pantanosos que logro sortear a duras penas.
A veces sé que dar un paso en determinado sentido desencadenará una caída absorbente hacia el vacío, sin embargo, la repito. Siento el dolor una y otra y otra vez.
La pesadumbre en el recorrido se ha vuelto una constante y pareciera no haber escapatoria que no sea igual de dolorosa que el camino forjado.
¿Será retroceder y comenzar de nuevo la única solución?
¿Es comenzar de nuevo en realidad un retroceso?
El problema parece estar en que el camino recorrido tiene algo que deseo mucho. Y estoy aferrada. Pero el deseo ha dejado de ser una excusa potente para mantenerme en el estado de dolor constante.
Ya no quiero más. Ya estoy cansada.
A veces sé que dar un paso en determinado sentido desencadenará una caída absorbente hacia el vacío, sin embargo, la repito. Siento el dolor una y otra y otra vez.
La pesadumbre en el recorrido se ha vuelto una constante y pareciera no haber escapatoria que no sea igual de dolorosa que el camino forjado.
¿Será retroceder y comenzar de nuevo la única solución?
¿Es comenzar de nuevo en realidad un retroceso?
El problema parece estar en que el camino recorrido tiene algo que deseo mucho. Y estoy aferrada. Pero el deseo ha dejado de ser una excusa potente para mantenerme en el estado de dolor constante.
Ya no quiero más. Ya estoy cansada.
La pelea
Nos veremos frente a frente y será tiempo de pelear.
Pero como la prensa machista pensaría, no desfundaremos nuestras garras de gata.
En cambio, tiraremos combos hasta saborear la sangre salada que recorre nuestras mejillas.
Será una guerra a muerte, porque así nuestros puños lo exigen.
Seré la primera mujer femicida, porque será el duelo de la derrota a mi misma.
Hundiré a aquella fémina ingenua que me mira desde el espejo. Que teme a la soledad que la engrandece y que odia su curvatura desproporcionada.
A esa idiota hay que matarla.
Hay que matarla luego.
Pero como la prensa machista pensaría, no desfundaremos nuestras garras de gata.
En cambio, tiraremos combos hasta saborear la sangre salada que recorre nuestras mejillas.
Será una guerra a muerte, porque así nuestros puños lo exigen.
Seré la primera mujer femicida, porque será el duelo de la derrota a mi misma.
Hundiré a aquella fémina ingenua que me mira desde el espejo. Que teme a la soledad que la engrandece y que odia su curvatura desproporcionada.
A esa idiota hay que matarla.
Hay que matarla luego.
Traslación
El movimiento de las olas que mecen el barco me hace pensar en los hechos de la vida acumulados en el tiempo. Que no se acumulan en realidad, se concatenan, como un engranaje perfecto.
Una ola violenta puede llevar al barco a una altura imponente, en un ángulo extraño y la quietud de las aguas vuelven a llevar al barco a su lugar seguro. Desde esa tranquilidad, el capitán ríe irónicamente frente a la inmensidad azul, adorando cada momento de incomodidad que la tormenta trajo, y la hace suya.
Una ola violenta puede llevar al barco a una altura imponente, en un ángulo extraño y la quietud de las aguas vuelven a llevar al barco a su lugar seguro. Desde esa tranquilidad, el capitán ríe irónicamente frente a la inmensidad azul, adorando cada momento de incomodidad que la tormenta trajo, y la hace suya.
Pequeñas esperanzas
Cuando tu situación es mi situación pasada, no puedo más que apoyarte.
Porque pareciera que el universo me exigiera que te prestara el hombro que a mi no me prestaron.
Es tuyo, apóyate. Porque ahora somos compañeros de batallas diarias. Peleamos con nuestras pequeñas armas. Y nuestras victorias, que parecen diminutas frente a la inmensidad de las estrellas que nos cubren, se transforman en nuestros recuerdos más dulces.
La vida no te exige ganar, solo dejarte querer al perder,
Porque pareciera que el universo me exigiera que te prestara el hombro que a mi no me prestaron.
Es tuyo, apóyate. Porque ahora somos compañeros de batallas diarias. Peleamos con nuestras pequeñas armas. Y nuestras victorias, que parecen diminutas frente a la inmensidad de las estrellas que nos cubren, se transforman en nuestros recuerdos más dulces.
La vida no te exige ganar, solo dejarte querer al perder,
Algodón
Y si miras dos veces, te darás cuentas que siempre habrán pequeñas sorpresas para ti.
Pequeños mensajes escondidos para ti.
Te quiero :) ¿Vayámonos juntos?
Pequeños mensajes escondidos para ti.
Te quiero :) ¿Vayámonos juntos?
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