Sus labios agrietados enunciaron su nombre con una lentitud imaginaria:
- - ¡María!
El vapor que salía de sus labios al decir su nombre se condensaba en forma ondulada debido al frío.
- - ¿Ya te vas?
Ella pensó: “Me quedaría aquí contigo y es más, esperaría a que todos se marcharan para quedarme sola contigo, aunque no te conozca ni un poco”
- - Sí, estoy aburrida y hace un poco de frío.
Volteó y bajó el sendero del cerro santiaguino sin percatarse ni de un solo árbol de aquellos que había en rededor. Pensaba en los labios agrietados, en cuanto le gustó como pronunciaron su nombre burdamente sin una pizca de romance. Pensaba en como la enamoraba lo tosco de sus palabras. Sí, hace tiempo buscaba algún humano como ella y lo había encontrado.
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