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La cena

Él había comprado aceitunas amargas y una botella del mejor vino tinto para esa noche. Salió del almacén cargado de ilusiones y unos cuantos pepinillos.

Caminó unos segundos cuando sintió un fuerte dolor en el pecho. Se miró y se percató que con furia pero de una forma casi robótica, una desconocida le lanzaba golpes secos hacia su pecho. Él no alcanzó a pronunciar palabra antes de que ella diera su último acierto contra la piel del hombre.
Luego la vio marcharse. Se le hacía cara de conocida, pero el hombre no pudo recordar quien era. Tampoco pudo recordar porqué cargaba esas bolsas de alimentos.

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