Le gustaba la música del organillero porque no tenía estructura alguna. A veces la gente pasaba y le molestaba escuchar tal extraña forma de expresión. Lo peor era aquella grotesca imagen de un organillero pordiosero y sin sentido.
Sin embargo, a ella le encantó. Bastó una canción mal tocada para que él se la llevara a París. Nunca más los volvieron a ver.

2 comentarios:
lindos que son los organilleros.
cada día son más poco, a veces uno pasa por mi calle, y es lo más bonito que hay
Me encantó =)
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