¿Por qué dentro de la mente cada persona tiene una silla de espectador con su nombre la cuál nadie más puede ocupar?
¿Por qué los pensamientos se parecen tanto a un payaso caminando por la cuerda floja que está a punto de caer?
Basta con que haya un espectador, solo uno
para que la función continúe
para que haya un aplauso del público
para que todo concuerde y no existan caídas simuladas.
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