Fue a visitar a sus padres un fin de semana del año 2000 y algo. No recordaba muy bien el porqué de la visita, así como tampoco el porqué pasó todo el verano pasado en una oficina cultivando cada vez más su talento para estresarse.
- Es tu cumpleaños- le dijeron.
Ahora lo recordaba. Después de todo, nunca venía mal un poco de ayuda a la prematuramente oxidada memoria.
Bajó del automóvil y vio ante ella la casa de su niñez: aquella en que experimentó su primer amor, en que batalló a morir con su hermano mayor y en la que, principalmente, calló.
Desde la entrada a su antiguo hogar, le causó algo de extrañeza ver a unos niños pequeños deambulando disfrazados, corriendo con la típica bolsa en forma de calabaza maligna en sus manos, y pidiendo dulces en las diferentes casas de la cuadra. ¡Que extraño!, recordaba que su cumpleaños era en Agosto, pero también tenía entendido que esa fiesta de imitación extranjera se celebraba en Octubre.
No se preocupó. Al parecer simplemente no recordaba bien la fecha de su cumpleaños.
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